ME AMPUTARON EL NOMBRE ANTES DE NACER

 

Imagina por un momento que no tienes nombre. Busca un lugar tranquilo, ponte cómodo, haz el ejercicio ese de la respiración que tú conoces y cuando estés listo imagínate en situaciones de contacto o sociales, pero sin ningún nombre. Tómate tu tiempo y deja volar tu fantasía.

Imagina por ejemplo que se refieren a ti nombrándote por un rol: el hijo de fulano, la profesora de historia, la esposa del señor X, etc. Imagínate en tu colegio jugando, y tú sin nombre.

¿Qué pasó contigo durante el experimento?

¿Qué pasa con la identidad de un niño o niña que lleva exactamente el nombre de uno de sus padres? Conozco personas que desde su bisabuelo, todos los primogénitos varones llevan el mismo nombre “propio”, José Manuel el bisabuelo, José Manuel el abuelo, José Manuel el padre y José Manuel el último, que por cierto ya le tiene el nombre a su primer hijo…José Manuel Junior. En esta sucesión, el único con nombre propio fue el bisabuelo, al resto le amputaron el nombre antes de nacer, y con él su identidad.

También está la amputación en vivo, mi favorita es esta: “te presento a mi hijo”. Con frecuencia me quedo esperando el nombre “propio” de ese hijo, que por supuesto, o se presenta él mismo, o tengo que preguntar yo.

Imagina ahora esta otra forma de presentación: “te presento a José Manuel…mi hijo” ¿Cuál crees que sería la diferencia desde la vivencia de José Manuel?

Para mí el nombre propio único e irrepetible en el clan familiar es el más hermoso primer regalo que le podemos dar a nuestros hijos, no se lo amputes antes de nacer.

Alfredo Tugues Plaza 

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