CONVERSACIONES CON ALFREDO

EL AMOR   El verdadero amor con otro ser humano es muy frágil. Para mí el amor verdadero es el amor inter-especies. Por ejemplo Dios, por el hecho de no verlo, de no saber si está realmente allí, con todo lo que dicen de Dios, es como si fuera de otra especie. Por eso lo …

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PENSAMIENTOS SPAM

Según Wikipedia: «Los términos correo spam y mensaje spam hacen referencia a los mensajes no solicitados, no deseados o con remitente no conocido (correo anónimo), habitualmente de tipo publicitario, generalmente son enviados en grandes cantidades (incluso masivas) que perjudican de alguna o varias maneras al receptor». Si cambiamos las palabras «correo» y «mensaje» por «pensamiento» …

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ME AMPUTARON EL NOMBRE ANTES DE NACER

  Imagina por un momento que no tienes nombre. Busca un lugar tranquilo, ponte cómodo, haz el ejercicio ese de la respiración que tú conoces y cuando estés listo imagínate en situaciones de contacto o sociales, pero sin ningún nombre. Tómate tu tiempo y deja volar tu fantasía. Imagina por ejemplo que se refieren a …

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IMAGINA QUE ERES UN SMARTPHONE

Tengo un smartphone o teléfono inteligente que en realidad no es un teléfono, es un ordenador o computadora muy sofisticada con un sin número de aplicaciones. Es una herramienta con la potencialidad de ser multi-funcional y una de ellas es la telefonía. Y esto de tener “la potencialidad de ser multi-funcional” también se aplica a …

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¿QUIÉN ERES?

Hazte esta pregunta: ¿quién soy? Y respóndete comenzando con la palabra «soy». ¿Qué dijiste después del soy? ¿Tu nombre?, fulana de tal ¿Tu profesión? Licenciada tal ¿un rol? Esposa de tal o madre de tal, tal y tal. ¿Quién eres en realidad? ¿Cuál es la respuesta a tan elusiva pregunta? ¿Eres tu cuerpo o tus …

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UN MUNDO MEDICADO

La idea es que no te duela, que no te asuste, que no te cueste. La idea es que no desarrolles recursos propios para lidiar con lo que te toca vivir. Si duele, toma un calmante. Anestésiate. Si aburre, compra un estimulante. Drógate. Si cansa, busca un energizante. Recárgate. Todo artificial, eso sí. Todo fácil, rápido, y sobre todo, disponible en el mercado.

Pastillas, cápsulas, remedios, gotas, brebajes, tecitos, potingues y hasta rezos. Hay tratamientos de todo tipo, para toda ocasión y al alcance de todos. También vienen en forma de decretos, repeticiones, planas, libros, meditaciones, consejos y «leyes». La ley del milagro, la de la atracción, la ley que es un secreto, la ley de la apertura y la ley de la actitud, la ley de la gratitud, la ley del perdón. Leyes por doquier diseñadas para tu personalidad y para cada momento de tu vida. Leyes que deberás comprar y acumular en la biblioteca o en el cajón del armario, porque solo se usan una vez y no sirven para nada. Leyes diseñadas para convencer a tus frágiles e inconstantes criterios. Leyes que convierten tu necesidad en un negocio y todas se resumen en una sola: «La ley de la inseguridad».

El dolor se puede adormecer e incluso disfrazar, pero no se puede disimular. Entonces para ocultarlo hay que narcotizarlo. Y cuando lo haces, en vez de detenerte para atenderlo, en vez de cuidarte y reposar, sigues, te sobreesfuerzas y te expones. Es decir, te lesionas más. Al suprimir tus señales de alarma, inutilizas tu umbral de tolerancia y también ahogas tu capacidad para sentir su opuesto: el placer. Alteras tu sistema de autorregulación y anulas tu potencial para disfrutar por tus propios medios. Entonces te sometes a vivir a través de estímulos artificiales.  Te esclavizas a la compra, al consumo, a la analgesia temporal y desde afuera…a no sentirte.

Aquí lo importante no es curar y mucho menos enseñar. Aquí lo importante es hacerte creer que no puedes solo, para así mostrarte alivios fugaces y pequeños. Esos alivios fáciles que te harán volver más tarde, mañana o en unos días, por una nueva dosis de paliativos existenciales, porciones de alegría, pedacitos de motivación prestada, artificios de autoestima, chorritos de dicha prefabricada, de «última generación» y hecho con «tecnología de punta». Pañitos tibios pues…pañitos para bebés.

Algunas de esas «formulas» pretenden cerrar heridas ocultando el origen. Es como bajar la fiebre sin atender la infección, o pretender fumigar a las moscas que se reúnen alrededor de la mierda, sin acabar con la mierda. Las moscas volverán y la infección avanzará porque la mierda continúa allí.

Claro que hay remedios necesarios, y como la palabra lo dice, «remedian», reparan, socorren, curan lo que está enfermo. Pero dime, ¿estás enfermo, estás de verdad roto?… ¿O estás buscando un antídoto para tu vida?

Si no procesas bien el azúcar, en lugar de ejercitarte y aprender a comer sano, compras la pastillita que lo hará por ti. No te preguntas por ejemplo, ¿qué pasa con la dulzura en mi vida? Eso no. Si quieres perder peso, hay unas gotas para la ansiedad y una pastilla para controlar tu hambre. Jamás se te ocurre preguntarte ¿qué ocurre conmigo que necesito más? Si quieres tener los músculos grandes, te puedes pinchar, no hace falta que te esfuerces y mucho menos que quieras saber cuál es tu necesidad de hacerte una coraza. Si tienes insomnio, no es necesario que aprendas a dormir, drogarte es más fácil que pretender indagar en eso que no te deja descansar o te quita el sueño. Si estás triste, medícate. Si estás contento, renueva la dosis para que te dure. Si eres tímido, enciéndete. Si eres atrevido, aletárgate. Si estás agobiado, atúrdete. Si no sabes hacer amigos, drógate. Vamos, drógate, drógate, drógate. Dale, es fácil. Drógate con juegos, con televisión, con las redes, drógate con amores ideales, con noticias terribles, con ideologías imposibles, drógate con consejos, con trabajo, drógate con engaños y falsas esperanza o mejor aún…drógate con leyes. Redúcete, abúrrete, sécate, acostúmbrate, convéncete, déjate lavar el cerebro. Dale, dale ¡Dale!… que hay una píldora para todo.

Pero si lo que quieres es crecer, entonces ármate de valor, resístete, aguanta tu ansiedad y siente tu dolor. Porque él es tu mejor maestro.

Victoria Robert

¿QUÉ QUIERES?

Soy psicoterapeuta. Mi trabajo es hablar con las personas y ayudarlas a darse cuenta, y eventualmente, a resolver sus conflictos. Durante la sesión hago muchas preguntas, muchas, muchísimas.

Las preguntas son el alma de la terapia, son el bisturí del terapeuta. Estamos entrenados desde niños para responder automáticamente, como un acto reflejo a las preguntas. ¿Quieres experimentar?, estoy por hacerte una pregunta. Al leerla observa con atención qué haces dentro de ti. La pregunta es: ¿qué hora es?…

¿Qué hiciste? ¿Viste el reloj? ¿Buscaste la hora en el teléfono o la computadora? La pregunta activó en ti el mecanismo de búsqueda de la respuesta. En Gestalt diríamos que una pregunta sin respuesta es una “gestalt abierta”, una situación abierta y eso crea tensión en nosotros.

Las preguntas en terapia te exhortan a buscar para encontrar, y así poder ver tus conflictos desde otra perspectiva y percibir un viejo problema de manera novedosa.

Hay preguntas profundas y pregunta superficiales. “¿Qué quieres?” puede sonar “trivial”, pero es una interrogante que admite muchos otros niveles. Si queremos profundizar, “¿Qué es lo que ‘realmente’ quieres?”,  puede ser una de las preguntas más poderosas que usamos en terapia. Y es poderosa porque quieras lo que quieras, responderás en función de tu motivación. Muchos expresan que desean un montón de cosas: quiero ser exitoso, saludable, buena persona, diferente, etc. Pero si te pregunto si te estás moviendo en función de lo que quieres y tu respuesta es “no”, entonces no quieres lo que aseguras querer, o no lo quieres lo suficiente como para actuar. Es decir, por tus acciones, pareciera que quieres otra cosa.

Creo que todos tenemos la capacidad de cambiar y no necesitamos de una fuerza externa para hacerlo. Esa fuerza está en nosotros. Para cambiar tengo que decidir que ese objetivo es ventajoso para mí y para lograrlo, mi deseo de cambio tiene que ser mayor que mi deseo de evitar ese cambio. Por ejemplo: siempre he querido aprender a dibujar a lápiz, pero es tanto lo que tengo que dibujar y practicar que en realidad prefiero descansar. Entonces mis acciones, son las que dicen lo que quiero. En este caso, descansar. Y eso está bien para mí, no estoy dispuesto a pasar horas dibujando, aunque muchas veces me repita que quiero aprender a dibujar.

Es como si fuéramos dos personas en una, una de ellas es la que hace el trabajo, es la que actúa, y la otra está siempre queriendo cosas y solo pide, no hace más que pedir. Así pues, uno de los “yo” quiere que el otro aprenda a dibujar a lápiz y éste, que siempre está haciendo cosas, trabajando, leyendo o estudiando, jerarquiza sus necesidades y…voila, necesita descansar. Es decir, el yo que hace y actúa, es el que decide, porque el otro es como un niño, pide, pide y pide.

Así que la próxima vez que desees hacer algo, hazte estas preguntas:

¿Qué quiero?

¿Qué estoy haciendo para lograrlo?

Si tus acciones te alejan de tu objetivo, entonces pregúntate si realmente lo deseas. Si tu respuesta es “si”, entonces es hora empezar.

Alfredo Tugues Plaza

TODO ES PLACEBO

  • La cirugía placebo funciona mejor que las inyecciones placebo.
  • Las inyecciones placebo funcionan mejor que las píldoras placebo.
  • La acupuntura funciona mejor que las píldoras placebo.
  • Las cápsulas placebo son mejores que las tabletas placebo.
  • Las píldoras placebo grandes funcionan mejor que las pequeñas.
  • A más dosis placebo diarias, mejor.
  • El placebo, mientras más costoso, mejor.
  • El color del placebo hace una gran diferencia.
  • El placebo azul es 2.5 veces más relajante que el placebo rosado.
  • El nombre también es placebo.
  • El placebo mejora con el tiempo.
  • Saber que es placebo lo que te están dando, no afecta los resultados.
  • El placebo también funciona con animales.
  • El alcohol placebo…emborracha.
  • El placebo es particularmente efectivo en el dolor.
  • El ejercicio también es placebo.
  • El placebo no solo funciona con la salud.
  • Decirle al paciente «esto te quitará el dolor» funciona más que decirle «esto te puede ayudar».
  • El médico también es placebo…así como su fama.
  • Las empresas farmacéuticas tienen que gastar millones para que sus medicinas sean mejores que el placebo.
  • El 80% del efecto de los antidepresivos…es placebo.
  • El placebo es la sustancia más estudiada por la ciencia, funciona en el 83% de los casos…
  • Y todo es placebo.
  • Creer en un Dios misericordioso funciona mejor que creer en un Dios castigador.
  • Y creer en ti funciona mejor que creer en Dios…
  • Y creer en ti funciona mejor que creer en Dios…

…pero hay que echarle bolas.

AlfredoTugues Plaza

CURRICULUM VITAE

Hola, mi nombre es Helena y no soy buena conociendo nuevas personas porque soy la hija insegura del medio. Mi hermana mayor, es los ojos de mi papá y mi hermano menor, el consentido de la casa. Además, de niña era disléxica y sufrí de déficit de atención, y en la adolescencia algo me pasó pues desde entonces soy introvertida. Actualmente tengo problemas con mi esposo pues estoy haciendo una dieta que me pone de muy mal humor y a veces hasta me deprimo. Mi gastroenterólogo me dijo que soy intolerante al gluten y la lactosa, y cuando el clima está nublado aparece un dolor de cabeza que me nubla a mí también.

Hola, soy Manuel, abogado. Descendiente de una familia donde los primogénitos somos abogados, pero además estudié también ingeniería electrónica y actualmente estoy haciendo una maestría en comercio exterior. Como soy el hijo mayor, soy líder por naturaleza y me tocó cuidar y velar por mis hermanos menores. Como todos los primogénitos, soy el único hijo que fue hijo único y le quitaron el puesto, varias veces, y gracias a eso soy una persona independiente, autosuficiente y moralmente intachable. Jamás en mi vida me he enfermado más allá de una común gripe estacional.

Hola, soy Isabel I La Católica también llamada Isabel I de Castilla. Nací en Madrigal de las Altas Torres, España, 1451. Soy Reina de Castilla y León y de la Corona de Aragón. Hija de Juan II de Castilla y de Isabel de Portugal. Tenía solo tres años cuando mi hermano Enrique IV ciñó la corona castellana. Puse gran empeño en la expansión ultramarina en el Atlántico, que iniciada con Canarias, culminaría con el descubrimiento de América. Aunque después de las primeras empresas colombinas, ni yo ni mi marido (Fernando de Aragón hijo de Juan II de Aragón), aunque seguimos protegiendo a Cristóbal Colón, no quisimos seguir financiando la conquista.

Hola, mi nombre es Jack, soy asesino en serie de identidad desconocida y cometí varios crímenes en 1888, principalmente en el distrito de Whitechapel, en el EastEnd de Londres, así como en las áreas empobrecidas de los alrededores. Me dicen Jack el destripador, apodo que tuvo su origen en una carta escrita por alguien que se adjudicaba mis asesinatos bajo este alias y, como resultado de su difusión por los medios de comunicación, dicho nombre pasó a ser conocido por la sociedad en general. Soy un asesino inteligente, eficaz, burlón, astuto, frío y obsesionado con los crímenes de prostitutas de barrios pobres. Mi  modus operandi distintivo consiste en la estrangulación, degollamiento y mutilación abdominal. Tengo conocimientos de anatomía y cirugía.

Hola, mi nombre es Dolores, soy maníaco-depresiva o bipolar, como se le dice ahora, pero a mí me gustan las dos. Soy mitómana, histérica y algo psicopática también. Estoy medicada desde los 14 años y el día que perdí mí virginidad quedé catatónica por 6 meses. Tengo 40 años, me han visto no menos de 20 especialistas entre psiquiatras, psicólogos, psicoterapeutas, neurólogos y uno que otro brujo. Todavía vivo con mis padres, ambos viven para mí, soy el sentido de sus vidas. Mis 3 hermanos ya no viven en casa, están en el exterior, no pudieron conmigo.

Nuestra cultura nos ha enseñado que hay una gran diferencia entre presumir de mis éxitos, logros y fortalezas y buscar simpatías usando mis debilidades y vulnerabilidad. Y me pregunto ¿son realmente diferentes? Ambas son maneras de impresionar, ambas son peticiones para ser tratado como una excepción y ambas son molestas. Si le pusiéramos subtítulos dirían algo así:

«Hola, soy el macho alfa, el depredador” o “fíjate en mí, me recuerdas, soy la tímida.»

Nadie te quiere por tus logros o debilidades, te quieren a pesar de ellos. Las etiquetas son máscaras con las que nos identificamos a tal punto que hasta daríamos la vida por ellas. Por lo general, nos sirven de referencia para ubicarnos en el entorno y relacionarnos con él. El problema es que solemos  perdernos en la identificación con la máscara, y el resultado de eso es una vida inauténtica que a la larga, nos hace muy infelices.

¿Sabes quién eres sin tu nombre, sin tus títulos, sin tus roles, sin tus emociones, sin tus pensamientos?

¿Sabes quién eres?

Alfredo Tugues Plaza

¿EN QUÉ PARTE DEL CUERPO HABITAS?

¿En qué parte del cuerpo habitas? ¿Pasas tiempo en el hígado, o en el corazón? seguramente visitas a diario al estómago, y ¿cuándo fue la última vez que visitaste las piernas, o el antebrazo izquierdo? ¿Has visitado recientemente esa remota región llamada espalda? Y durante las crisis, ¿a dónde vas, al cerebro? ¿Sabías que una de las regiones más concurridas en el mundo, es la lengua? Y el pulmón ¿lo has visitado últimamente?  Y ¿desde cuándo no te detienes en el culo?

¿Dónde está el yo cuando estamos felices? y dónde cuando estamos solos, y cuando nos sentimos solos ¿está o no está el yo? Muchos hombres con frecuencia tienen el yo en el pene, y muchas madres, el yo lo tienen sus hijos y ellas habitan a sus hijos. Y el tú, ¿dónde estará?  Y cuándo amas ¿el tú está en el corazón o en las tripas? Y cuando dices «Fuiste tú” ¿Dónde estás tú, en qué lugar, en los huesos o los músculos del abdomen?

Y el él, o el ella ¿dónde estarán? A veces él o ella están en la axila o en la nuca. Y cuando hablas de él con rabia, ¿adónde viajas? ¿Te mudas al esternón sin antes pasar primero por el pulgar con el que escribes? Y el chisme, habitante de la tercera persona ¿dónde está? ¿En la lengua, o en la oreja, o es ubicuo y está en ambos al mismo tiempo?

Y cuando el tú o el él o el ella, somos nosotros, soy yo ¿adónde voy, adónde me llevo? Y el nosotros ¿dónde habita el nosotros? ¿Es el nosotros en realidad un yo dentro de mí o es un yo dividido en varios que se visitan entre sí? ¿Y dónde están? ¿Y esos yo son sedentarios o nómadas? ¿Viven siempre en el páncreas o de cuando en cuando se mudan a la vesícula biliar y siguen su camino?

Y cuando te ven las nalgas, o los senos, ¿qué o a quien ven? ¿Te ven a ti, tu yo o la ven a ella? ¿Eres las nalgas y los senos también? ¿O solo los habitas cuando te miran? ¿Y quién está en la voz? Esa voz que constantemente habitamos y que con demasiada frecuencia desconocemos, esa voz que junto a los ojos, las manos, las piernas, nalgas, senos, corazón, hígado y demás, contiene al yo al tú al él al ella y al nosotros, a veces, todos al unísono y es la que a nos permite habitar a otros. Esa voz ¿Quién es y dónde
está?

Y cuando besas ¿dónde estás cuando te besan? ¿Estás en los labios? O te pierdes y ya no sabes dónde estás.

Y tu cocina, tu habitación, tu sala de baño ¿dónde están? ¿Están ellas en ti, o tú estás en ellas? Cuando cocinas, ¿estás en la lengua, en la nariz o en la panza? O estás en el cerebro pensando en tu figura cuando cocinas.

Y en la ducha, cuando te bañas, ¿dónde estás? ¿En la piel? ¿En las manos? O en los labios silbando una canción.

¿Dónde estás ahora?

Alfredo Tugues

¿QUIÉN ERES?

Hazte esta pregunta: ¿quién soy? Y respóndete comenzando con la palabra «soy». ¿Qué dijiste después del soy? ¿Tu nombre?, fulana de tal ¿Tu profesión? Licenciada tal ¿un rol? Esposa de tal o madre de tal, tal y tal. ¿Quién eres en realidad? ¿Cuál es la respuesta a tan elusiva pregunta?
¿Eres tu cuerpo o tus emociones? ¿Eres tus pensamientos o tus sensaciones? O eres lo que las personas que te conocen creen o ven en ti. ¿Quién eres? Responde generalmente a una etiqueta. Si te quitas tu nombre, tus pensamientos, tus emociones y tus sensaciones ¿qué queda?
Este sencillo pero tan difícil experimento gestáltico dirige tu conciencia a lo más profundo de ti, al ser, y te permite descubrir cuáles son las capas con las que más te identificas, pero que no eres tú. Son como capas protectoras que tu vienes proyectando desde tu nacimiento (y personalmente creo que incluso antes) y son las que te permiten de una u otra manera, vivir. Más comúnmente llamadas “máscaras”, estas capas son tan importantes y tienen tanto tiempo con nosotros que terminamos por confundir “quién soy” con ellas.
Entonces…¿Quién eres?

Alfredo Tugues Plaza

¿Y ESO ES BUENO O ES MALO?

«Eso es malo», «no es lo correcto», «hazlo bien». De niño sentía culpa cuando hacía algo «mal» o cuando no hacía lo correcto, las consecuencias eran generalmente una llamada de atención, un castigo o algo peor. Estas consecuencias con el tiempo germinaron en mí, y el fruto es la culpa, ese sentimiento muy bien conocido por todos.
Según Wikipedia «La culpa es la experiencia disfórica que se siente al romper las reglas» y la disforia son las emociones o sentimientos desagradables o molestos. Pero para fines prácticos, la culpa no es mas que la existencia en nosotros de un juez y un sentenciado, ambos en la misma persona.
Bien y mal son juicios y alguien tiene que decidir lo que está bien o está mal. Ese alguien hace las funciones de juez, juez de la conducta, la conducta de ese que somos nosotros mismos. Al haber un juez, hay un juicio y todo juicio termina en una sentencia, libertad plena o castigo. Y la culpa es el castigo.
Así pues, cada vez que usamos en nosotros u otros el «bien» y el «mal», ya somos jueces y ya estamos sentenciados.

Alfredo Tugues

EMOCIONANTE

emocionante-1¿Qué son las emociones? ¿Cómo nos relacionamos con ellas? ¿Para qué sirven?

Vivimos en un mundo emocional, un mundo habitado por ellas cual nubes entre nosotros  y constantemente tiñen nuestras percepciones. Son parte esencial de nuestra vida y están íntimamente relacionadas con nuestros pensamientos y no tener conciencia de esto, no atenderlas es la principal fuente de malestares, enfermedades y neurosis.

El lenguaje tiene cientos de palabras para designarlas y existe multitud de clasificaciones habiendo incluso mucha disparidad y confusión entre las designaciones. En Gestalt, por lo general nos referimos a las siguientes: Alegría, Placer, Amor, Rabia, Miedo, Tristeza y Dolor.

La palabra emoción viene del latín emotio, que significa «movimiento o impulso», «aquello que te mueve hacia». Las emociones  alteran la atención y nos preparan para una respuesta más efectiva al entorno.

Las emociones tienen dos aspectos, el primero es el propioceptivo, es la sensación, que solo yo puedo sentir. Cada emoción produce un conjunto de sensaciones características que nos indican como nos estamos relacionando con el entorno y en este sentido funcionan como una brújula. Así por ejemplo, si de repente te encuentras con una persona que aprecias y tienes tiempo sin ver, de inmediato surge en ti una sensación «corporal» que luego puedes traducir en alegría y el resultado final puede ser  que quieras «acercarte» a esa persona.

¿Ves?, el entorno, la persona que apareció, detonó en ti una sensación y tu conducta cambió inesperadamente. Pero, si en este momento imaginas que te encuentras de repente con alguien querido y que tienes tiempo que no ves, seguramente también sentirás algo con solo imaginarlo, es decir, tú tienes el poder de producirte las mismas emociones que el entorno y es ahí donde se complica la historia.

Cuando hablo de imaginar me estoy refiriendo a un conjunto de funciones llamadas cogniciones entre las que se encuentran los pensamientos, las fantasías, los sueños, los recuerdos y los aprendizajes, entre otros. Lo que sucede, es que en realidad, somos dos todo el tiempo, así por ejemplo, si en este momento TE IMAGINAS algo sabroso, es un «tú» que le proyecta «eso sabroso» en forma de imagen a otro «tú» que al verlo…se le hace la boca agua. Cuando piensas, con palabras como en un diálogo, es un «tú» que le habla a otro «tú» y en este sentido ese «tú» que te habla hace las veces de entorno y como ya vimos, el entorno tiene la potencia de generar emociones en ti, así como tú a ti.

Dime como te hablas y te diré cómo te sientes. Si no tengo conciencia de esto, de cómo me trato, de cómo me hablo, de cómo me juzgo o me acepto o me justifico, si no tengo conciencia de ese otro «yo» o de ese otro «tú» puedo entonces proyectarlo en el mundo fuera de mí y atribuirle a ese mundo lo que en realidad es mío. Proyectar lo mío y de lo que no tengo conciencia, es fuente entre otras cosas, de la mayoría de las guerras por las que ha pasado la humanidad y de otorgarle a Dios, asuntos que para nada le incumben y son mi responsabilidad.

El segundo aspecto de las emociones es la expresión. Toda emoción tiene su expresión. Pudiéramos considerar la sensación como una expresión de la emoción pero aquí, al hablar de expresión me refiero a lo perceptible por el entorno, lo externo a mí, lo que no soy yo, el otro. En este sentido a través de la expresión, ellas le comunican al entorno lo que nos está pasando. ¿Y para qué? Pues porque somos seres sociables. ¿Qué pasa en ti si ves llorar a alguien que no conoces? ¿Y si lo conoces, qué pasa en ti? Expresar las emociones es importantísimo, tenemos un tanque adónde van las expresiones emocionales y a este tanque, le gusta estar vacío. Hay infinidad de expresiones emocionales con infinidad también de grados expresivos, desde un simple sí o no a una explosión de llanto o rabia o un ataque de pánico. Desde un decirte “te quiero” a un beso apasionado…y más allá. De esta manera, el entorno al percibir la expresión también se adapta a nosotros y cambia su conducta acorde con la emoción expresada.

Mantener el tanque sin descargar es peligroso, muchas veces el trabajo terapéutico solo se limita a facilitar la descarga del tanque, y no hacerlo, es también fuente de enfermedades. En lo personal considero que todas, todas las enfermedades tienen su origen en este tanque. La Artritis, por ejemplo, está íntimamente relacionada con algo que llamamos “rabia  retroflectada”, no es más que rabia no expresada y dirigida a mí. La depresión, cuando no es congénita, también tiene su origen en la “rabia retroflectada”.

En conclusión, las emociones nos señalan como va la relación conmigo y con los otros y le indica al otro como vamos con él.

Pronto estaremos hablando de cada una de las emociones en particular, y de su importancia en nuestras vidas.

Alfredo Tugues Plaza