DOS CIUDADES

En un íntimo paraje muy cerca de tu casa, hay dos ciudades… Una es apacible, divertida y limpia. Tan tranquila y alegre a la vez, tan segura e impredecible al mismo tiempo, que los pobladores de aldeas vecinas, envían comisiones furtivas para descubrir su estrategia. Muchos quieren aprender sus secretos, copiar su fórmula, descubrir el …

Leer más

Entrevista a VICTORIA ROBERT

Victoria es Argentino-Venezolana, nacida en 1965. Ex directora de CENAIF, Escuela de Gestalt, Fundadora de TerapiaYa. Psicoterapeuta Gestalt, Docente Supervisora y Terapeuta Psico-corporal. Especializada en Terapia Individual, Grupal, Parejas, Familia y Adicciones tanto presencial como Online. También es Licenciada en Artes, Actriz, Directora y Escritora. Ejerce desde 1997 hasta la fecha. Actualmente reside en Barcelona, España y forma parte del equipo de colaboradores de TuEstima en el desarrollo de novedosas modalidades de asistencia terapéutica través de la plataforma online.

ATP: ¿Quién eres tú?

VR: En este momento soy alerta y una inmensidad llena de cosas desordenadas.

ATP: ¿Y quién más eres?

VR: Soy mamá de Tico y de todos mis peludos.

ATP: ¿En qué se parece ser mamá a ser terapeuta?

VR: En nada. Bueno, la mamá que yo soy pues. Yo soy una mamá amorosa, consentidora, sobreprotectora, muchas veces angustiada por tonterías y en cambio soy una terapeuta que deja crecer, con límites, no me angustio por los pacientes, confío en ellos.

ATP: ¿Aunque me imagino que te ha tocado hacer como de mamá en algunos casos, ser maternal?

VR: Ha habido momentos en el proceso terapéutico de algunos pacientes en donde me ha tocado ser madre nutritiva, pero han sido momentos. Yo no soy madre de ninguno de mis pacientes.

ATP: Eres actriz, terapeuta y artista. Entonces en qué se parece ser actriz a ser terapeuta o viceversa.

VR: Es una pregunta compleja y quizá la respuesta sea larga. Ahora que tengo cierta experiencia y que puedo mirar atrás, sé que he usado la actuación para verme hacia adentro, echando mano a elementos de afuera que han sido mis personajes. Y lo mismo me pasa con la terapia, aprendo de mis pacientes que están afuera, pero aprendo de mí.

ATP: Pero mi pregunta va dirigida más a los procesos de ambos oficios. El oficio del actor, que desconozco completamente, y el del terapeuta. ¿En qué se pudiera parecer, o qué ventajas tendría para un actor ser terapeuta o para un terapeuta ser actor?

VR: En primer lugar ambos implican un proceso creativo de introspección. Yo fui una actriz educada en «El Método», es decir, es un trabajo de adentro hacia afuera, buscar adentro para poder producir, para «ser» el personaje. Como terapeuta yo creo que tengo que hurgar dentro de mí para poder darles a mis pacientes. Entonces construir con el paciente y con el personaje, además de con el colega, el compañero que comparte la escena, es un proceso creativo fascinante y además, en el caso de la actuación, igual que en la terapia, nada está escrito. Está escrito el texto o lo que el director dice que debería hacerse, pero pasan cosas en cada escena siempre diferentes y lo mismo ocurre en cada evento terapéutico, pasan cosas diferentes. Uno muchas veces sabe con qué viene un paciente y quizá qué cosas va a decir o qué angustias va a plantear, pero a partir de allí todo es nuevo. El trabajo actoral y el  trabajo con un paciente tiene que ver con lo novedoso, con descubrir y estar abierto a profundizar.

ATP: Se me ocurre también que por ejemplo un actor de teatro, que tiene que representar varias veces la misma obra durante una temporada, ¿en qué se parece eso a un mismo paciente que viene varias veces a terapia?

VR: Es que el público nunca es el mismo y nosotros nunca somos los mismos como actores en el momento en el que creamos en escena. A veces estamos tristes y tenemos que representar una escena alegre, e inevitablemente teñimos esa alegría con cierta melancolía que le aporta algo distinto a la interpretación, o de repente el público se ríe en un momento que tú no esperabas y algo nuevo ocurre. Lo mismo sucede con el paciente (aunque la neurosis es pretender que algo salga diferente haciendo siempre lo mismo), es decir el paciente viene muchas veces a hacerte lo mismo y a hacerse lo mismo, sin embargo, tanto él como yo, somos diferentes cada día y por muy mínimo que sea, algo cambia.

ATP: ¿Y desde cuándo te dedicas a la psicoterapia?

VR: Yo tenía 15 años cuando escribí en la pared de mi cuarto: «Paren el mundo, me quiero bajar». Era fanática de Mafalda, creo que a partir de ahí me dediqué a la psicoterapia, pero en vez de buscar a un terapeuta, me puse a hacer teatro y encontré en la actuación un espacio terapéutico. Y recién como a los 17 años es que acudí a un psicoterapeuta, pero yo usaba mucho mi trabajo actoral, mi exploración sobre mí misma y los personajes como ejercicio terapéutico.

ATP: ¿Y qué te llevó a hacerte psicoterapeuta?

VR: Bueno, yo entré en un proceso personal muy profundo como a los 26 años creo, no recuerdo bien la edad. Fue una de esas etapas en donde viene Jesucristo a la tierra, te hace una promesa y no te la cumple, fue una etapa de vida durísima que inevitablemente me llevó a hacer terapia. Pasé por algunos terapeutas hasta que conseguí uno con el que hice empatía y empecé a crecer, y una vez que sentí que podía caminar sobre mis propios pies (porque llegué gateando), empecé a pensar que era posible acompañar a otros en un camino similar al que yo había recorrido. Pero la verdad es que en un primer momento lo que quería era estudiar terapia para indagar en la psicología de los personajes. Me estaba mintiendo a mí misma, yo lo que necesitaba era seguir profundizando en mí pero teniendo una excusa, entonces le eché la culpa a los personajes, que en eso ellos fueron siempre muy generosos y empecé a estudiar psicoterapia gestalt pensando en eso, en crecer como actriz. Y en algún momento del camino me di cuenta que había dejado de ser actriz. Yo podía seguir ejerciendo la actuación pero yo había bifurcado hacia la psicoterapia y era irreversible, no tenía vuelta atrás, estaba en el camino de ser psicoterapeuta sin el pretexto de querer ser mejor actriz, sin usar a mis  personajes. Mi necesidad era seguir conociéndome y quizá poder acompañar a las personas que creyeran en mí.

ATP: ¿Dónde te formaste?

VR: Me formé en CENAIF, una institución que acompañé durante 20 años, de las mejores de Gestalt en Venezuela y me formé como psicoterapeuta Gestalt, docente, supervisora, hice múltiples especializaciones y actualizaciones, también me hice terapeuta psico-corporal y me formé en la vida, porque ahora que tengo 52 años te puedo decir que mi formación son mis canas.

ATP: ¿Cómo es eso?

VR: Bueno, mis primeras canas salieron a los 12 años, la mayor cantidad surgieron a los 30, cuando en un ataque un poco extraño me dio por pasarme la máquina «cero» y entonces crecieron todas las canas del mundo, pero eso tenía un significado, yo en ese momento había empezado a envejecer en el buen sentido de la palabra, porque para mí la vejez es uno de los más maravillosos dones que puede tener un ser humano.

ATP: ¿Cómo es eso?

VR: Bueno la vejez es sabiduría, es experiencia, te brinda tranquilidad, porque no es posible ir rápido con un cuerpo anciano, así que esa corporalidad, quizá cansada y lenta, te va guiando en vivir una existencia necesariamente sosegada, es dejarse llevar más por la intuición que por la razón, es casi como volver a ser niño pero con el conocimiento de vida. Aprecio profundamente la vejez y aunque todavía no he llegado a ella, añoro poder estar allí y tener un huerto y una granjita con todos los posibles animalitos que pueda cuidar.

ATP: ¿Y por qué escogiste la Psicoterapia Gestalt?

VR: Pues la verdad es que la encontré, no la elegí. Pero probablemente si me pusieran a elegir, ahora que conozco todos los enfoques, yo elegiría la Gestalt porque es lo más parecido a la actuación, la potencia del «experimento» gestáltico es  lo más afín al momento escénico, es orgánico, es vivo. Es una creación en la que se usan recursos escénicos y se va dando en ese momento único cuando el paciente experimenta lo que le está ocurriendo y gracias a eso se puede dar cuenta de lo que le pasa, es uno de los enfoques más creativos en psicoterapia que yo conozca. Me quedaría con la Gestalt como he hecho hasta ahora, sumándole algunos elementos de otras orientaciones psicoterapéuticas.

ATP: ¿Es como que si la actriz te llevó a la Gestalt? A la actriz le gusta la Gestalt.

VR: Definitivamente. Pero también me gustan otras cosas, me gusta la profundidad en el trabajo con los sueños que tiene el abordaje junguiano por ejemplo, a mí me gusta mucho explorar, excavar, ir al fondo.

ATP: Creo que ya respondiste parte de la pregunta que te iba a hacer, que es qué es lo que más te gusta de la psicoterapia, porque hablaste del «experimento»

VR: Me gusta acompañar, la relación que se establece de ser humano a ser humano, y sobre todo la creatividad que me brinda ese oficio tan noble y generoso.

ATP: «La psicoterapia es un oficio noble y generoso» ¿Cómo es eso?

VR: Es noble porque está allí para que tomes de él lo que tiene para dar, no hace daño, todo lo contrario, porque el problema no es la psicoterapia, el problema está en el psicoterapeuta que a veces, algunos terapeutas no se toman el tiempo para formarse. Así que los errores los comete el psicoterapeuta no la psicoterapia.

ATP: Te refieres a la psicoterapia, ¿no a ti?

VR: Quizá es una proyección, entiendo para dónde vas, pero yo sí creo que LA Psicoterapia como oficio, es mucho más que yo, y es generoso porque te  permite aprender, enseñar, practicar, hurgar, crear, te da todas las opciones posibles para que elijas, cada quien las usa como mejor le parece, ella está allí, es como el planeta tierra, ella está allí para que tú la siembres, la coseches… o la deseches.

ATP: Como una mamá.

VR: Si, como una madre.

ATP: Y qué te aporta de manera personal el ejercicio de la psicoterapia, a ti como persona.

VR: Conocerme.

ATP: ¿Y qué has conocido de ti en psicoterapia?

VR: Yo conozco más de mí cada vez que veo a un paciente que lo que el paciente descubre de sí mismo. Continuamente estoy conociéndome, cada vez que tengo una sesión me pregunto qué me muestra este paciente de mí. El ejercicio de la psicoterapia con el paciente es un ejercicio de autoconocimiento, de autoconciencia, es un regalo que yo me doy, además de ser un oficio con el cuál vivo, y también como paciente, porque yo acudo a terapia como paciente. También me aporta historias personales para contar, para escribir. Si hay algo que a mí me gusta es escribir, así que tiento dentro de mí y uso la terapia para ver qué nuevas historias me inspiran para escribir.

ATP: ¿Escribes?

VR: Escribo desde que soy adolescente.

ATP: ¿Qué escribes?

VR: Cuentos. Fundamentalmente soy cuentista.

ATP: Y estas todo el día oyendo cuentos.

VR: ¡Ah sí! pero una cosa es oír cuentos y una muy diferente es contar cuentos.

ATP: Cambiemos entonces a la actriz por la artista. ¿La psicoterapia nutre a la artista y la artista a la psicoterapeuta?

VR: Definitivamente.

ATP: ¿Si no te dedicaras a la psicoterapia qué otra profesión hubieras elegido, que no haya sido la actuación porque ya la ejerciste?

VR: Te voy a decir una cosa, yo he sido afortunada en esta vida, si es que han existido otras, ésta ha sido un regalo para mí, porque he terminado haciendo las tres cosas que a mí me gustan. Fui actriz, soy terapeuta y ahora, a mis 52 años empiezo a tomarme en serio el trabajo de escribir, que es mi otra gran pasión. Quería dedicarme a escribir cuando era adolescente pero no me lo tomé en serio porque quería ser actriz y luego me atrapó la psicoterapia, hasta que al final volvió, porque así son las pasiones, están allí dormidas y despiertan cuando estás listo. Tengo tres piezas de teatro, una veintena de cuentos y lo que pretendo es contar historias que tengan resonancia en el otro.

ATP: Y conociendo que hay diferentes enfoques en psicoterapias, unos son más del paradigma médico, científico y están los humanistas, la Gestalt es el más artístico.

VR: Si yo soy humanista, yo no puedo ser otra cosa que humanista, fui bachiller en ciencias porque esa fue la condición que me pusieron en casa, pero yo era humanista y me hubiera gustado ser bachiller en humanidades porque cuando entré a la Escuela de Artes en la universidad, tuve que aprender de un golpe quién fue Platón y todos esos hombres, grandes pensadores de los que no tenía la más mínima idea.

ATP: Ya que eres docente, psicoterapeuta gestalt, supervisora, actriz y escritora, ¿Cómo responderías mi primera pregunta: quién eres?

VR: Soy una artista.

ATP: Dime un momento importante que recuerdes como psicoterapeuta.

VR: Hay muchos, es muy difícil elegir, pero creo que el más importante fue cuando estrené «El Tren de la Vida». Es un taller vivencial de tres días, un trabajo hecho en conjunto con Alfredo Tugues y Jeannette Conte, que escribí y estrenamos para CENAIF. Todos los estrenos y sobre todo sus desaciertos me encantan, porque las equivocaciones son las que me enseñan, y aquel fue un momento extraordinario de mucho miedo, de mucha sorpresa, de mucho aprender, creo que fue un momento cumbre en mi carrera como terapeuta. Todo el proceso de creación y luego de puesta en escena, porque más que un taller, es una obra de teatro de tres días con intención terapéutica. De hecho, estoy pensando en modificarlo para llevarlo al teatro.

ATP: Escuché «estrené», «escribí», «puesta en escena» y «taller vivencial». Desde hace rato estoy viendo a la actriz, a la escritora y a la terapeuta.

VR: Y a la directora.

ATP: ¿La directora artística?

VR: La directora de teatro, porque hay que ver lo que es dirigir sin haber ensayado ni un minuto, una obra de teatro de tres días con un elenco de 50 personas. Definitivamente ese fue un momento cumbre. Hubo otro momento que ahora recuerdo, uno más íntimo, en donde yo tenía una paciente que estaba en muy mal estado, estaba desgarrada y reconozco que en ese momento no sabía qué hacer, lloraba con un desconsuelo muy profundo y entonces lo que se me ocurrió fue acercarla a mi pecho para que escuchara mi corazón y se pudiera conectar con su vida a través de la mía. Quizá allí sí salió la madre. Parecía un bebé…

ATP: Cuáles son los temas más comunes por los que acuden los pacientes a tus terapias.

VR: Bueno, yo vengo de Venezuela, los temas son muy cambiantes, pero fundamentalmente el tema recurrente recae en las necesidades básicas y la más apremiante es la seguridad y el amor. Y si vamos más profundo es el abandono. La necesidad de amar y ser amado es uno de los grandes temas. Hay mucho niño abandonado y malquerido y también hay mucho adulto que no sabe querer a su propio niño, a ese que fue abandonado, obviamente no lo sabe querer porque nadie le enseñó. Hay dos razones por las cuales un paciente va a terapia en mi experiencia, uno va por un tema puntual, va a resolver un problema, y otro es el que va perdido, el que está perdido en la vida y ese es el que va a crecer.

ATP: ¿Me estás contando de los pacientes, pero cuáles son los temas más comunes?

VR: El amor y el desamor.

ATP: Dime un olor.

VR: Orégano, que es el olor de mi Abuela Gorda.

ATP: ¿Cómo era tu Abuela Gorda?

VR: Era el ser más tierno y amoroso que yo haya conocido en mi vida. Gorda, grande y amorosa. Una mujer muy sencilla. Mi abuela fue cocinera y tenía su propio huerto en donde me enseñó a cosechar.

ATP: ¿Y cómo sonaba tu abuela?

VR: Mi abuela roncaba, pero más que un ronquido era una respiración profunda, y hoy en día parece que  yo, cuando ronco, ronco así.

ATP: Es como un gato ronroneando.

VR: (Risas) Es un ronroneo.

ATP: Elige un sonido

VR: En otro momento de mi vida hubiera elegido el sonido de los violines que el sonido que yo más amo, pero después de sufrir un tinnitus desde hace 7 años, elijo el silencio. Pagaría una fortuna por 5 minutos de silencio o ausencia de tinnitus.

ATP: ¿Qué textura tiene el tinnitus para ti?

VR: Es como electricidad, quema, rasga, es impertinente.

ATP: ¿Y qué textura te gusta?

VR: El manto de Krishna.

ATP: ¿Qué te gusta del manto de Krishna?

VR: Krishna es uno de mis gatos, es suave, esponjoso, es calientito, es la textura más rica que yo he tocado en mi vida, es como un terciopelo vivo, pero más rico.

ATP: Ya que estás hablando de animales y te gustan tanto, elige un animal.

VR: Me pones en un problema porque yo amo a todos los animales, voy a elegir a uno: Tico. Un perrito que yo tuve, un hijito que falleció, pero no es un animal, es una persona, tiene nombre y apellido, Tico Tugues Robert. Un cocker negro hermoso, el mejor niño del mundo. Ahora tengo a otro perrito maravilloso que se llama Gurú y tuve uno que me ayudó a sanar la ausencia de Tico que se llamaba Otto, mi gordo. Creo que tendría que elegir a los perros, pero la verdad es que si me pones a escoger especies… yo creo que yo debo haber sido  algo así como una «tarzana», porque amo a los gorilas y a los elefantes. Quizá en otra vida pueda yo tener la fortuna de cuidar a un santuario de elefantes y de gorilas.

ATP: Eres madre de mascotas.

VR: Si.

ATP: Un terapeuta.

VR: Delia Herrero, Norma Capriles y Alejandro Suarez.

ATP: ¿Qué pasa que los eliges a ellos?

VR: Les tengo mucha gratitud, Delia es mi analista, una sabia mujer que me ha acompañado por años en mi proceso de descubrirme, de encontrarme y de reinventarme. A Alejandro lo recuerdo dando sus conferencias de psicodrama o de psicología profunda, un terapeuta junguiando de excepción. Norma es una maestra en el trabajo con sueños, Norma más que terapeuta es un hada.

ATP: Un maestro.

VR: Guillermo Feo en psicoterapia y Juan Carlos Gené en la actuación. Mis dos grandes maestros.

ATP: ¿Con Gené aprendiste «el método»?

VR: Si, el trabajo del actor sobre sí mismo y luego sobre el personaje.

ATP: Hace rato hablaste de un momento importante con un paciente. Elige a un paciente.

VR: ¡Ah!, es muy difícil decidir por un paciente. Probablemente yo sea la mejor paciente sobre la que puedo hablar aquí. Soy abierta, curiosa, responsable como paciente y no podría mencionar a ninguno mío y mucho menos hacer selección de alguno, aunque he tenido la dicha de tener muchos pacientes como yo: entregados, comprometidos, curiosos…

ATP: ¿Un mensaje?

VR: A mí me ha costado mucho aprender que no todo está en mis manos. Es más, lo he tenido que aprender muchas veces. De hecho, cada vez que lo vuelvo a aprender, entonces suelto. Duele si, y vaya que duele, pero más duele el esfuerzo por permanecer igual.

ATP: Una imagen para el final de la entrevista que quieras regalar a tus lectores.

VR: Cuando llegué a España, a Madrid y empezamos a cruzarla, de Madrid hacia Barcelona por esas carreteras asombrosas y esos paisajes hermosos, una de las cosas que más me llamó la atención fueron las cigüeñas y sus inmensos nidos. La imagen que les dejo son esos nidos de cigüeñas… algo así como… cambia de lugar (sobre todo el de adentro), que siempre va a haber una cigüeña que te va a encontrar para mostrarte el camino a casa. Yo cambié el verde de Venezuela y el canto de los pájaros, por el vuelo de las cigüeñas volviendo a sus nidos.

ATP: Si alguien anda en esta incertidumbre de ir o no a terapia. ¿Qué le dirías como terapeuta y como paciente?

VR: Si hay mucha resistencia, lo primero que me viene es pensar que quizá sea necesario esperar a que se haga más daño para que necesite pedir ayuda. Pero no, porque la psicoterapia no solo es para resolver problemas, o para cicatrizar heridas, la psicoterapia es una oportunidad para crecer y descubrir. Así que le diría: ¡podrías aprender tanto de ti!

Entrevista realizada por Alfredo Tugues Plaza

 

Entrevista a ALFREDO TUGUES PLAZA

Alfredo nació en 1960. Estudió Música, Física e Ingeniería de Sistemas y también es Investigador, Docente y Artista (Compositor y Guitarrista Clásico). Se formó como Psicoterapeuta Gestalt, en Análisis Transaccional y PNL. Se especializó en Psicoterapia Individual, de Parejas, Familia, Grupos, Terapia Psico-corporal, Adicciones y Homeopatía. Es Supervisor y Docente.

VR: ¿Desde cuándo te dedicas a la psicoterapia?

ATP: No me acuerdo, desde 1995 creo. Aunque en realidad es desde muy joven porque siempre he estado muy pendiente de la dinámica del ser humano, de porqué soy como soy y porqué las personas son como son. A los 11 años me llevaron al Instituto de Salud Mental y un señor me hizo un test con una manchas que después aprendí que era el Test de Rorschach y él me iba diciendo cómo era yo por la simetría de las manchas y a mí me impresionó cómo alguien podía saber tanto de mí por lo que yo le decía de lo que veía en unas manchas de tinta. Y en ese momento  decidí que quería hacer eso que hacía ese señor. Después, como a los 16 años en un cumpleaños, varios familiares me preguntaron qué quería de regalo y yo les pedí libros de psicología y recuerdo que una prima me regaló «El Proceso de Convertirse en Persona» de Carl Rogers y a partir de ahí creo que me empecé a formar como psicoterapeuta.

VR: ¿Y dónde te formaste?

ATP: Es una pregunta difícil porque creo que un terapeuta se forma en varias vidas. En realidad al terapeuta lo forman sus pacientes porque  la terapia es simétrica, se hacen terapia los dos. Formalmente primero estudié PNL y análisis Transaccional en el Instituto Eric Berne, después Psicoterapia Gestalt en el CENAIF y leyendo mucho, y sobre todo viendo muchos pacientes. Y como yo hago terapia desde los 11 años, en realidad mis verdaderos maestros fueron mis terapeutas. De hecho, creo que una persona que haga mucha terapia en su vida, después de muchos años, podría ser terapeuta. Los estudios lo que hacen es organizar, pero un terapeuta se forma es revisándose, porque un terapeuta es su paciente más difícil.

VR: ¿Qué te llevó a hacerte psicoterapeuta?

ATP: El Instituto de Salud Mental, no sé si vengo así de fábrica, siempre me ha llamado la atención saber cómo soy. Saber por qué siento lo que siento, pienso lo que pienso, qué pasa que me relaciono con las personas que me relaciono, qué pasa que me siento más atraído y afectuoso hacia algunas personas y hacia otras no.

VR: ¿Qué te aporta de manera personal el ejercicio psicoterapéutico?

ATP: Conocer personas nuevas todo el tiempo porque el paciente, aunque lo conozcas, siempre trae algo diferente. Me aporta estar en contacto íntimo. Para mí es muy importante mantener mi curiosidad activa y cuando cada paciente llega, tengo mucha curiosidad de saber cómo llega y la psicoterapia también aporta un medio de vida.

VR: Sabemos que te has desarrollado en Análisis Transaccional, en Gestalt, en Terapia Psico-corporal ¿Por qué has elegido esa ruta? ¿Por qué esa y no otra? Por ejemplo porqué no Psicología Profunda o Psicoanálisis?

ATP: En realidad yo no las elegí. Así como no elegí ir al Instituto de Salud Mental a los 11 años y no elegí los libros que me regalaron en ese cumpleaños, también fue como casual, fortuito que yo terminara en AT, PNL, Gestalt, Terapia Psico- corporal u homeopatía. Yo más bien creo que esta vida corporal es un plano manifestado de algo material y que hay otro plano, dimensión, entorno y creo que los maestros se manifiestan de muchas maneras. Un maestro puede ser una mascota, una flor, un olor, un maestro puede ser muchas cosas. Entonces yo realmente me he sentido como guiado, lo «casual», no creo que haya sido casual, en realidad siento que he sido guiado.

VR: ¿Entonces más que elegir una ruta, una corriente, una orientación, tú crees que has sido elegido?

ATP: Si, además que los enfoques en donde me desempeño y los que ejerzo, conociendo muchos otros, son los que más me gustan y son los que casualmente terminé estudiando.

VR: ¿Un momento importante que recuerdes durante tu ejercicio como psicoterapeuta?

ATP: Son muchos pero… a ver… yo admiro a grandes personajes de la psicoterapia, Freud, Jung, Perls, Rogers, Eric Berne, así como admiro a grandes personas en otras áreas. En mi caso, mi papá que es científico (y mi mamá artista), mi papá me enseñó a cuestionar, no porque alguien haya escrito un libro, eso es cierto o una verdad absoluta. Yo aprendí que en la ciencia no hay verdades absolutas, siempre una teoría es superada por otra teoría, siempre una hipótesis o un planteamiento son superados por otros, entonces yo aprendí a leer cuestionándome lo que leía y filtrando lo que leía y al final terminaba seleccionando lo que me parecía cierto, creíble. Momentos importantes en mi ejercicio han sido cuando yo he tenido que cuestionar mi formación y a mis maestros, entendiendo por «maestros» a mis profesores o los grandes terapeutas de los que aprendí y de los que leí. Entonces cuestiono a Freud, a Jung, a Perls en muchas cosas. Cuestiono, cuestiono diferentes aspectos y eso me ha llevado a descubrir mi concepción de la psicoterapia. Cada vez que me he visto con algún paciente en donde he tenido que cuestionar lo que he aprendido, al verme a solas descubriendo, haciéndome la pregunta « ¿Y ahora qué hago?», porque lo que aprendí no está funcionando y tengo que atreverme a hacer algo que no conozco, en ese momento he descubierto facultades, estrategias, maneras diferentes. Lo otro, que no es que fue «un momento», sino que es muy importante, es irme dando cuenta de que la terapia tiene que ver con la relación entre dos personas, es un tipo de relación muy particular donde no es tanto lo que tú sepas, sino más bien el afecto, lo que sientes hacia esa persona, el poder ser íntimo, el permitir que esa persona se sienta libre de abrirse a ti. Entonces en algún momento me di cuenta que la técnica y el conocimiento formal, no es lo que importa. Eso se convirtió en mí como en un camino. No sé qué tipo de terapeuta soy ahorita porque con cada paciente el terapeuta es algo así como un carro que pudieras configurar dependiendo del terreno. Un buen terapeuta se configura para que el paciente pueda transitar por ese terreno.

VR: ¿Cuáles son los temas más comunes que, según tu experiencia, son consultados en terapia?

ATP: A groso modo, para mí el gran tema es en síntesis el que una persona quiera cambiar a otra, es una proyección de lo que la persona en realidad se resiste a hacer, que es cambiar él mismo. Para mí todos los temas terminan en la persona queriendo que el mundo sea como ella quiere que sea. Que el mundo la complazca. Ahí empiezan los problemas. ¿Puedes hacer que el mundo cambie para ti?, si, tú mundo, pero eso pasa por, por ejemplo «mi mundo puede cambiar si yo soy tolerante», entonces yo cambio y el mundo cambia. Esa es para mí la síntesis de todos los temas: «Querer que el otro cambie y no saber cómo cambiar yo».

VR: ¿Y además supongo que eso incluye el no tener consciencia de que es a mí a quien me toca cambiar?

ATP: Así es.

VR: ¿Qué es lo que más te gusta de hacer psicoterapia? Sabemos que haces terapia de consultorio, terapia de grupo, terapia online, ¿qué es lo que más te gusta de hacer terapia?

ATP: Lo que más me gusta es la relación que termino teniendo con mis pacientes. En mi caso, yo no puedo ver a una persona por la que no sienta algún tipo de afecto o simpatía. Yo no puedo ver a todo el mundo.

VR: ¿La famosa «empatía» rogeriana?

ATP: La famosa empatía. Lo que más me gusta es la relación que se va estableciendo con cada paciente, que es una relación diferente con cada persona, y lo otro que me gusta mucho es cuando un paciente se va y termina la sesión, preguntarme qué me trajo hoy este paciente para mí, ir descubriendo de mí, en ese momento posterior a la terapia. Es como si primero el paciente hace su sesión y luego a mí me toca hacer la mía. Con la diferencia que la mía la hago yo conmigo o con mi terapeuta. Y siempre descubro.

VR: ¿Además de la psicoterapia, cuáles son otras tus pasiones?

ATP: Bueno mi otra pasión tiene que ver también con relaciones, que son mis amores, mi esposa, mis hijas, mis mascotas y la música. Que es procesal, es decir, el proceso de componer se parece en algunas cosas al proceso de hacer terapia con el paciente porque cuando el paciente llega a terapia llega perdido, y yo también estoy perdido con el paciente, y los dos juntos vamos descubriendo el proceso. Muy parecido es el proceso de componer una pieza, música, en principio tú tienes una pequeña frase de pocas notas, siete, diez notas y no sabes para dónde va eso ni cómo va a terminar y tiempo después, tienes una obra lista. Es una paradoja porque en realidad nosotros los terapeutas trabajamos para que el paciente no te necesite, no necesite volver a ti y en la composición es igual, una vez que una obra está terminada ya no necesita volver al compositor, ya es ella sola.

VR: Sabemos que tienes pasión por los avioncitos.

ATP: ¡Ah bueno si! De los aviones lo que me gusta es la libertad del vuelo y lo inexplicable. Tú ves volar un avión y ¿cómo hace para mantenerse en el aire?, un ave ¿cómo hace? El aire es un fluido invisible y es parecido a lo que hacemos nosotros para mantenernos vivos. Para mí, en mi caso, la vida está llena de sufrimientos y llena de preguntas y angustias, es realmente una escuela. Por ejemplo, si en un avión no hay movimiento, no hay vuelo, y para mí la vida es algo parecido, cesa el movimiento y eso es la muerte.

VR: ¿Cuántas veces habrás querido volar y cuál fue el momento en el que te enamoraste de los aviones?

ATP: Siempre me fascinó el vuelo. De los avioncitos también me gusta el proceso de crear, de diseñar el avión. Estudié aerodinámica y también como desde los 11 años hago avioncitos. Mis aviones todos vuelan. Es como el proceso de composición, de la nada haces algo que vuela.

VR: Si no te dedicaras a la psicoterapia, ¿qué otra profesión hubieras elegido?

ATP: Yo soy un compositor frustrado (pues no me dedico a eso), estudié composición,  guitarra clásica y sigo haciéndolo pues un compositor, así como el terapeuta, se hace haciendo. Creo que esa hubiera sido mi otra opción. De hecho, a los 17 años decidí que iba a ser músico.

VR: Tú eres nieto del maestro Juan Bautista Plaza[1]

ATP: Soy nieto de Juan Bautista. Y la otra pasión sería fabricar guitarras, la luthería. Yo hice guitarras durante muchos años y es el mismo proceso. El buen luthier es como el buen chef que va y escoge del huerto el vegetal, el producto que va a usar para transformarlo en algo nutritivo. Los buenos luthieres van y escogen el árbol que van a cortar en el aserradero y esa madera la mandan a cortar de una manera especial.

VR: Alguna vez escuché de ti que decías que tú eliges a tus pacientes y a tus alumnos. ¿Es como elegir una buena madera?

ATP: Yo elijo a mis pacientes y a mis alumnos por dos razones. La primera es que soy mucho mejor terapeuta y docente cuando siento algún tipo de afecto. Y lo segundo es que me gusta que me aprovechen y me gusta sacar provecho, nutrirme. Me fascina un buen alumno y un paciente comprometido, honesto, serio, entregado y que de verdad valora el tiempo conmigo en su terapia o en su proceso de aprendizaje tanto como yo.

VR: Elige un color.

ATP: El verde.

VR: Elige un sabor.

ATP: Agridulce con picante y salado.

VR: Te gustan casi todos menos el amargo.

ATP: El amargo también.

VR: Entonces configura un sabor (ya que haces gestalt) que contenga a todos.

ATP: Casi que es a lo que pudiera ser mi propio sabor.

VR: Elige una textura.

ATP: Tiene que ver con la piel. Una, la que me vino es la de uno de mis gatos, Krishna. Su piel, su manto es muy mullido, provoca seguir tocándolo. Pero me importa más lo que siento cuando toco. Hay pieles que a mí me dan mucho placer, la piel de mi esposa, la piel de la gente que amo. No tiene que ser una textura sedosa o suave.

VR: Elige un sonido.

ATP: Ahora que estoy en España hay dos sonidos que me gustan mucho. Un es el de mi nieta Julieta y el otro es el de las campanas de una Iglesia aquí en Manresa que suenan tres veces al día. Me imagino que son campanas que tienen 500 años y ese sonido es como la detención del tiempo. Hace 500 años escuchaban exactamente lo mismo que estoy escuchando ahora y yo como músico veo que es un sonido que no ha cambiado en el tiempo, que permanece. Con los muros medioevales no me ocurre lo mismo.

VR: ¿Cuál es la diferencia?

ATP: Es lo instantáneo, la campana deja de sonar y desaparece. Es como el vuelo. Muchas veces me he descubierto a la espera del sonido de la campana y como Manresa es un valle, si las oyes desde diferentes sitios, la misma campana se oye diferente. Además que la campana es como una muralla que nos une a todos en Manresa (por lo menos a mí) porque todos la escuchamos.

VR: Como a ti te gustan tanto los animales, elige un animal.

ATP: Son varios, uno es el zamuro que por cierto aquí no he visto, es el animal que a mí toda la vida me fascinó, y también el perro.

VR: ¿Por qué el zamuro?

ATP: Varias cosas, pero lo que más me fascina es su vuelo, el vuelo del zamuro. El equivalente del zamuro a animal de tierra es el morrocoy, el zamuro casi no aletea, utiliza al máximo el viento, no anda comiendo todo el tiempo, aunque come animales podridos y es carroñero. Es decir, se nutre de la carroña, además su proceso vital se parece mucho al proceso terapéutico (y después de muchos años de aprender la simbología junguiana), vamos a terapia a descubrir muchas cosas podridas  y convertirlas en cosas nutritivas, cosas que creíamos que eran carroña.

VR: Bueno, Perls decía que de la mierda se pueden sacar tesoros.

VR: Entonces te he pedido que elijas un color, un sabor, una textura, un sonido y luego te he pedido que elijas un animal. También hablas del perro además del zamuro. Ahora, tomando en cuenta estas últimas elecciones (ya que eres gestaltista), configura y ve a ver cómo puedes definirte.

ATP: Yo me resisto a definirme, porque eso sería, desde la gestalt, equivalente a contenerme, yo en un contexto me puedo definir de una manera y en otro contexto me puedo definir de otra manera.

VR: ¿Y en este momento?

ATP: Yo pudiera decir algunas cosas que me definen a mí desde mí… para mí es muy importante el afecto, mi creatividad, moverme y una de las cosas que más me ha costado de mí, que para mí es muy importante es ser honesto conmigo. Ser honesto conmigo es como descubrir que la mente es tu mejor amiga y tu peor enemiga, entonces el camino es irme por el lado de mi mejor amiga.

VR: ¿Y cómo haces para diferenciar tu enemiga de tu amiga?

ATP: Bueno muy sencillo, es estar alerta de lo que siento con lo que me digo, con lo que pienso de mí. Si estoy pensando algo de mí que me desagrada, bueno « ¡ya va!, ¿qué estoy haciendo conmigo?». Es como descubrir que somos inmensamente libres, pero lo difícil no es eso, lo difícil es saber cómo puedes controlar esa libertad. Es una paradoja porque ¿cómo es eso de controlar la libertad?, pues sí, yo puedo ser libre en las cuatro paredes de una cárcel que yo me cree, o puedo ser libre fuera de la cárcel de la que salí. Todo tiene que ver con lo que yo hago conmigo cuando pienso de mí, cuando me juzgo, cuando decido estar con una u otra persona…

VR: Hay personas que confunden la libertad con el libertinaje ¿Qué piensas de eso?

ATP: Para que haya libertinaje es necesario que haya reglas de contención, prohibiciones. Hay libertinaje cuando te rebelas, para mí los libertinos son rebeldes, yo he sido muy libertino… no entiendo mucho.

VR: Me refiero al extremo del extremo en el ejercicio de la libertad sin considerar al otro.

ATP: Eso es egoísmo o narcisismo. Todo lo que sea no considerar al otro, para mí es tóxico conmigo.

VR: ¿Se revierte?

ATP: No, es que es como aprovecharme. Y no sé bien qué le ocurre quien necesita aprovecharse del otro.

VR: ¿Qué es lo que más te ha enseñado tu ejercicio de la psicoterapia?

ATP: Me enseñó a ser tolerante y me enseñó que el sufrimiento es sufrimiento, que no admite juicio en el contenido, en lo que ocasiona el sufrimiento. Sufre igual un adolescente cuando su mamá no le quiere comprar un celular y puede estar sufriendo de una manera similar a alguien que perdió su relación, su trabajo. Es decir, sufrimiento es sufrimiento. Puede parecernos una trivialidad pero si sufre, está atrapado. Porque el sufrimiento nos atrapa y el porqué no importa mucho.

VR: Un terapeuta.

ATP: Me vienes tú Victoria Robert.

VR: (Risas) Otro.

ATP: Varios… Norma Capriles, Delia Herrero, Alejandro Suarez, César Arbeláez.

VR: Un maestro.

ATP: Bach, el zamuro. Me viene decirte que si Freud y etc, pero yo que conozco a los terapeutas, no hay nada más neurótico que un terapeuta y me incluyo. Así que para mí los terapeutas no somos grandes maestros.

VR: Un maestro.

ATP: Para mí el más grande maestro que yo he tenido se llama Alfredo Tugues. Soy yo. Y sigo siéndolo. Y digo el más grande porque me doy carajazos[2] contantemente. Entonces tengo un Alfredo que me da los golpes y otro que me contiene. Entonces ese proceso me hace a mí un maestro solo de mí.

VR: Un paciente.

ATP: No los puedo mencionar pero hay varios.

VR: ¿Podrías ilustrar uno sin necesidad de mencionar nombres?

ATP: No, no puedo.

VR: Quizá te moleste esta pregunta pero te pido un mensaje.

ATP: (Ríe, tamborilea en las rodillas y dilata la respuesta) El primero que me viene es «haz terapia» y el segundo es «visita terapiaya.com» (risas)

VR: Tú como siempre polar: profundo y sencillo, serio y desenfadado…

VR: Para terminar, una imagen para el final de esta entrevista que nos quieras regalar.

ATP: Bueno… primero me vino un sonido, pero no voy a ponerlos a buscar. Así que lo segundo que me vino es la imagen que ves, cuando te ves al espejo.

Entrevista realizada por Victoria Robert

[1] Juan Bautista Plaza, Compositor Venezolano. http://www.juanbautistaplaza.org/plaza12.htm

[2] Golpes